Por qué el abogado laboralista necesita rabia (pero no odio)
A veces el verdadero acto de defensa no es litigar, sino tener la lucidez de decir “no hay caso”. La Justicia no se honra ganando juicios, sino evitando los innecesarios.
Porque cuando el derecho se confunde con el deseo, aparecen los excesos que luego llaman “industria del juicio”. Este texto invita a recuperar el sentido ético del oficio: defender con verdad, no con rabia.
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